(Te invitamos a leer: Sermones escritos para predicar).
Es Dios quien protege a su pueblo.
La palabra de Dios nos enseña en el capítulo catorce de Éxodo que la persecución del rey egipcio y sus soldados contra los israelitas fue intensa y feroz, pero el Faraón ante la poderosa mano de Dios tuvo que dejarlos ir a adorar y servir al Señor.
En aquel
momento cuando los israelitas miran atrás y ven venir al faraón con su gran
ejército tienen diversas reacciones, pues además estaba al frente el mar rojo,
según vemos en los versículos diez y once del mismo capítulo (Éxodo 14:10-11),
los israelitas reaccionaron así:
“Temieron
en gran manera”.
“Clamaron
a Jehová”.
“Dijeron
a Moisés: era mejor haber muerto en Egipto”.
Al
reflexionar en detalle podemos ver que todo esto es una mezcla, de miedo,
clamor y fracaso, que sin duda ha sido también nuestra reacción en diversas
ocasiones, cuando aparece el enemigo, los obstáculos y/o la incertidumbre del
futuro, entonces no hay gran diferencia entre la actitud de ellos y la nuestra.
Lo más importante es tener la certeza de que así como Dios los libró, nos librará
a nosotros también.
(Te invitamos a leer: Sermones escritos para predicar).
Por eso
nos enseña la Escritura en el libro de Éxodo 14:29-31
“Y
los hijos de Israel caminaron por medio del mar en seco, teniendo las aguas por
muro a su derecha y a su izquierda. Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano
de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del
mar. Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los
egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su
siervo”.
Dios
no cambia, él sigue abriendo caminos donde no los hay, y sigue librando a su
pueblo del enemigo. Definitivamente, toda la gloria es de Dios.
Escrito
por Pastor Gonzalo Sanabria.
(Te invitamos a leer: Sermones escritos para predicar).
No hay comentarios:
Publicar un comentario