La Biblia nos enseña que "Moisés habló a los hijos de Israel; pero ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu, y de la dura servidumbre".
La razón por la cual Israel no escuchaba, era “debido a la congoja de espíritu”, la palabra congoja, es traducida del hebreo cótser, que además significa: poquedad, limitación, decaimiento. Así estaba Israel, y esto era producido por la opresión egipcia.
Vemos entonces que el desánimo, es un obstáculo para oír a Dios y esto es usado por el enemigo para hablar al oído del cristiano, trayendo más decaimiento y una visión sombría. Ellos estaban en cautiverio, y las cadenas o prisiones espirituales producen dolor, tristeza y le impiden al creyente escuchar la voz de Dios.
Es hermoso ver que acerca del ministerio de Jesús el Espíritu Santo hace énfasis en su poder libertador, pues dice la Escritura que fue enviado: “…A pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos…”.
Acerquémonos a Jesús para experimentar Su poder libertador y escuchar su voz.
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