Una vez escuché a un grupo de niños que se estaban burlando de un niño de la escuela que era hijo adoptivo. Le dijeron a él, "Tú no eres el verdadero hijo de tu papá." Él se aguantó lo más que pudo, pero al final les contestó: "Lo único que les puedo decir es que mi padre me escogió a mí, pero quizá sus padres no pudieron hacer otra cosa que aceptarlos a ustedes". Fuimos escogidos por Dios, para ser sus hijos, y por su gracia “estaremos para siempre con el Señor”, sirviéndole y adorándole, es necesario aprender acerca de los privilegios que tendremos en el cielo, pues nuestra ciudadanía es celestial, somos hijos de Dios.
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