Es fundamental tener
presente que aunque Dios desea lo mejor para nosotros, no pasará por alto Su
propia Palabra, pues Dios es santo. Según Josué 5 el pueblo de Israel debía
prepararse para un nuevo tiempo, para un nuevo desafío: conquistar la nueva
tierra que Dios ponía delante de ellos, según Josué 5:2-3 (“En aquel tiempo Jehová dijo a Josué: Hazte cuchillos afilados, y vuelve a
circuncidar la segunda vez a los hijos de Israel. Y Josué se hizo cuchillos
afilados, y circuncidó a los hijos de Israel en el collado de Aralot.”). La circuncisión (que consiste en el corte del prepucio), era
una práctica antigua, anterior al pacto con Abraham, y Dios la tomó como señal
de Su pacto.
Es útil desde el punto de vista médico por la higiene, pues
favorece la limpieza, la pureza y la fecundación o multiplicación. Israel no
logró entender, como Dios se lo dijo muchas veces, que la verdadera
circuncisión es la del corazón… Deut.
10:16: “Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no
endurezcáis más vuestra cerviz”. La
aplicación espiritual de la circuncisión hoy, es que ella nos habla del deseo
de Dios para que en medio de su pueblo haya: pureza, pacto, diferencia, entrega
de corazón, identidad con Dios. Limpiemos pues nuestro corazón, sigamos
y sirvamos a Dios con todo nuestro ser.
Autor: Pastor Gonzalo Sanabria A.
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