Con énfasis y sumo cuidado
se enseña la importancia de la buena alimentación, que es muy bueno, por
supuesto. Sin embargo, con mayor fuerza debemos reconocer una mayor importancia
en el alimento que nutre la vida del espíritu, que transforma la vida real y
presente, que nos ayuda a crecer y que conduce a la vida eterna.
Por eso la Biblia dice: “desead, como niños recién nacidos la leche espiritual de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Pedro 2:2).
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Por eso la Biblia dice: “desead, como niños recién nacidos la leche espiritual de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Pedro 2:2).
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