La
comunión con Dios te lleva a superar los muros del enemigo que te
quieren detener, y te levanta por encima de la tristeza y la aflicción.
Esto lo aprendió el apóstol Pablo, por eso desde la carcel dijo:
"Regocijaos, otra vez os digo regocijaos". Fortalezcamos nuestra
comunión con Dios, sin importar las circunstancias del entorno, pues
éste es el secreto de la victoria.
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