(Te invito a leer: Sermones escritos para predicar).
Dios es nuestro fiel proveedor.
En la Biblia vemos que el maná fue
aquella provisión maravillosa que Dios envió sobre el pueblo de Israel mientras
caminaba por el desierto, es sin duda alguna, uno de los milagros maravillosos
acerca de la fidelidad de Dios que vemos en la Escritura.
Lamentablemente este suceso
sobrenatural o milagro, nace no como una respuesta del Señor al clamor o ruego de
su pueblo, tampoco fue el resultado de la sincera adoración, más bien nos dice
la palabra de Dios que el pueblo de “Israel murmuró”.
Podemos ver que aunque la presencia
de Dios mismo iba delante de ellos, fue su protector e hizo grandes prodigios, los
israelitas no respondieron con gratitud, ni fe, más bien ellos manifiestan su
inconformidad mediante la queja y la continua murmuración ante la voluntad y
provisión que Dios les enviaba.
(Te invito a leer: Sermones escritos para predicar).
Los resultados por esto fueron tristes,
pues al final esta generación murmuradora no pudo entrar a la tierra prometida;
pues sólo los menores de veinte años lo hicieron. Es fundamental evitar la
murmuración, pues el Señor siempre sabe lo que hace, cuando y como, él sabe muy
bien a donde nos lleva. No debemos quejarnos, sino seguir la buena voluntad del
Señor.
Dios mismo le habló a Moisés y le dijo,
según Éxodo 16:33-35 “Toma una vasija y pon en ella un gomer de maná,
y ponlo delante de Jehová, para
que sea guardado para vuestros descendientes. Y Aarón lo puso delante del
Testimonio para guardarlo, como Jehová lo mandó a Moisés. Así comieron los
hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná
comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra prometida”.
(Te invito a leer: Sermones escritos para predicar).
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
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