Cuando Jesús sanó al ciego de Betsaida (Marcos
8:24-25) le preguntó ¿ves algo? El hombre dijo: “Veo los hombres, pues veo que andan como
árboles”. Luego le puso otra vez las manos sobre sus ojos, y le hizo
que mirase; y fue restablecido, y vio de lejos y claramente a todos.
La expresión “Fue restablecido” es interesante
pues la palabra restablecer es una traducción del término griego “apokadsítemi” que significa también:
restituir, restaurar, devolver, reponer (es entonces una acción que conduce a
la restauración completa de algo que fue dañado). Por eso cuando nos acercamos
al Señor Jesucristo empieza una verdadera restauración.
La vida de éste hombre fue restituida o restaurada,
su visión, su familia, la vida en sociedad, su participación en el templo judío,
también su propósito de vida. Por supuesto su mayor satisfacción fue ver al
Señor Jesús, experimentar su toque y ser transformado por su poder (recordemos
que el Señor dijo: “los limpios de corazón verán a Dios”).
Quizá la maldad ha deformado nuestra visión y confianza
en el poder y cuidado de Dios, probablemente hemos dado lugar al enemigo de
nuestras almas para dañar nuestra confianza y esperanza del futuro, pero ten
presente el Todopoderoso restaura nuestra visión y confianza en él.
En otras
ocasiones no logramos identificar las circunstancias de la vida, o no podemos
ver de claramente el diseño divino para nuestra vida, y por eso el potencial
que él ha delegado en nosotros está estancado. En otras momentos ocurre que durante
el proceso del milagro (restauración, sanidad, liberación), aparece el
cansancio o la decepción, y requerimos de nuestro buen Dios nuevas fuerzas para perseverar.
Entonces
él viene con restitución, el Señor viene a transformar la condición del ser
humano, él es poderoso para cambiar y restaurar todas las cosas según su
soberana voluntad e gran poder. Dios es bueno, puedes confiar en él.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria. (Jesús sana a un ciego).
Te invitamos a leer: "DIOS NO MIENTE".
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