El
Señor Jesucristo es nuestra inspiración de vida: La Biblia nos enseña que muerte no pudo
retenerlo, veamos Lucas 24:1-3 “El
primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro, trayendo las
especias aromáticas que habían preparado, y algunas otras mujeres con ellas. Y hallaron
removida la piedra del sepulcro; y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor
Jesús”. Aquella gran piedra según el evangelio de San Mateo fue removida
por un ángel enviado por Dios, el cuerpo del Señor Jesús no estaba, él había
resucitado como estaba escrito.
La
Escritura según Lucas 24:4-7 nos enseña la resurrección de Jesucristo y ese término
resurrección es traducido de la palabra griega “anastasis” que significa además:
ponerse de pie, levantamiento, “pararse de nuevo”.
El
Señor Jesús resucitó al tercer día cómo el Padre celestial lo había dicho, el
Hijo confió en el Padre y por eso vemos setenta y dos horas después de morir el
poder de Dios venir sobre el cuerpo de Jesús, aquellos lienzos en su cuerpo cayeron
y él se levantó.
Tal
vez has oído expresiones como: “Ya
no hay posibilidad alguna”, “de ésta crisis no se levanta”, “ahora si fracasó”,
pero por lo general ignoran que Dios puede resucitar muertos, él toma lo vil y
menospreciado para glorificarse, recordemos que siendo Abraham de cien años
tuvo un hijo, la Biblia nos dice que el Señor da vida a los muertos y llama las
cosas que no son, como si fuesen, porque todo es posible para Dios, él es
soberano y Todopoderoso.
En
Lucas 24:8-12 vemos que el apóstol Pedro va al sepulcro y está vacío, ese lugar
representa aquello que te quiere estancar. En aquel tiempo se trataba generalmente
de una cueva sellada con una piedra. Según los relatos de los evangelios el
cadáver del Señor Jesús fue depositado en un sepulcro nuevo de propiedad de José
de Arimatea, y con una gran piedra fue sellada la entrada.
Cuando
consideramos el interior de un sepulcro cerrado, e imaginarnos un lugar de frio,
oscuridad, soledad, cautiverio, silencio asfixiante y seguramente en éste caso fracaso
para los de afuera. Para todos ellos Jesús había muerto y todo había terminado,
para Jesús aquel sepulcro era un obstáculo a superar.
Podemos
reflexionar por un momento ¿Cuál es nuestro obstáculo a vencer? ¿Cuál es la
cueva que nos estanca?
Debemos tener en cuenta
que Jesucristo venció, muchas cosas y adversidades vinieron en su contra, sin
embargo él confió en las palabras de su Padre y se levantó en el poder de Dios,
conquisto la autoridad y la delegó en su iglesia para que ésta camine en
victoria.
Por todo esto eres
llamado a levantarte y avanzar en el poder y promesas del Señor. Aunque sean
gruesas las paredes de la cueva el poder del Espíritu Santo derriba todo muro. El
Señor Jesús tiene el poder para restaurar lo que ha sido dañado. Cuando se
acaban las posibilidades del hombre Dios muestra su gloria y poder.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria. (Resurrección de Jesucristo).
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