Un día Dios habla a Abram y le dice: “No temas”. Frase que frecuentemente usó (y usa) el Señor para hablar a sus hijos y siervos, por ejemplo se lo dijo al profeta Jeremías, a Gedeón, a Josué el conquistador, a Pablo el apóstol, y hoy a nosotros.
Aquí se lo dice a Abram, pues seguramente temía las represalias de los reyes cananeos que acababa de derrotar, o temía su futuro, o quedarse sin hijo (ver Gén. 15:2-3), pero Dios que conoce el corazón de Abram, le habla fortaleciendo su fe. El temor desaparece de nuestro corazón cuando miramos la grandeza y poder de Dios. No temas, porque él ha prometido estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Aquí se lo dice a Abram, pues seguramente temía las represalias de los reyes cananeos que acababa de derrotar, o temía su futuro, o quedarse sin hijo (ver Gén. 15:2-3), pero Dios que conoce el corazón de Abram, le habla fortaleciendo su fe. El temor desaparece de nuestro corazón cuando miramos la grandeza y poder de Dios. No temas, porque él ha prometido estar con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.
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