"Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera. Viendo esto los discípulos" estaban maravillados... Mt. 21:18-19.
La higuera es una oportunidad para enseñar y aprender. La higuera apreciada entre los israelitas, produce su delicioso fruto durante 10 meses del año, pero Jesús no encontró fruto. En nuestro “camino” hacia la voluntad de Dios (Jesús y sus discípulos iban a Jerusalén), nos vamos a encontrar con cosas que no responden a nuestras expectativas, quizá: decepciones, traiciones, engaños, calumnias, pero esas “higueras” deben ser aprovechadas para crecer y madurar; Jesús la aprovechó para enseñar, y los discípulos para aprender. El Maestro sigue enseñando, nosotros sus discípulos debemos seguir aprendiendo. Aún en los momentos más críticos, pues en medio del agitado mar cuando Jesús anduvo sobre las aguas enseñó a sus discípulos acerca de la fe. Él usará cualquier momento y circunstancia para hablarnos y enseñarnos, pues nunca dejaremos de ser sus discípulos.
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