La Biblia nos enseña en el libro de Éxodo 2, que el faraón ordenó que todos los varones que nacieran fueran lanzados al río Nilo para que murieran y de ésta manera evitar la multiplicación de los hebreos.
La carta a los Hebreos destaca la fe de los padres de Moisés: “por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres… porque lo vieron niño hermoso y no temieron el decreto del rey” (Heb. 11:23), fueron tres meses difíciles donde protegieron al bebe. Al considerar cómo planearon la arquilla, el posterior encuentro con la hija de faraón en el río, y cómo la propia madre de Moisés se convierte en nodriza de éste por orden de la hija de faraón, quien le pagaría por sus servicios, vemos que actuaron con inteligencia espiritual y Dios fue entonces propicio.
Él bebe fue llamado Moisés, que significa: salvado de las aguas ¡El lugar que según faraón era el lugar de muerte, Dios lo usó como lugar de vida! Ese es nuestro Dios, quien puede cambiar la maldición en bendición.
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