Generalmente
los problemas afectan nuestras emociones, y esto termina afectando nuestra vida
espiritual, especialmente nuestra vida de adoración. Por eso, debemos recordar
que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que él mora en nosotros, y por
tanto es en el Espíritu que debemos enfrentar las adversidades, y levantarnos
en adoración. De ésta manera nuestro espíritu se renueva y fortalece, podemos
ver la grandeza de Dios y su poder, y es allí cuando nos damos cuenta que los problemas
son oportunidades para ver la grandeza de nuestro Señor. La adoración te lleva
a sobreponerte a la depresión, tristeza y decepción, pues a través de ella ves
a Dios. Jesús dijo que el Padre busca adoradores en espíritu y verdad,
permitamos que Dios nos encuentre en esa actitud de adoración, adorándole por
encima de las diversas situaciones. Adora, no pierdas energías dando
explicaciones, deja que Dios hable por ti.
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